Os ofrecemos un exhaustiva síntesis de la historia de nuestra ciudad, que fué expuesta en la charla "Cádiz, tierra mágica", de nuestro instructor D. José Carlos Correas. El origen de Cádiz, como el de todas las poblaciones es muy difícil de establecer, tenemos restos arqueológicos que demuestran que la ciudad estaba habitada hace mas de 3.000 años, pero poco o nada sabemos de los pobladores autóctonos de nuestras islas, aquellos que empezaron a comerciar con los fenicios.
Esto tuvo que ser así, pues no imaginamos nuestras islas desiertas a la espera de la aparición de los fenicios que venían a comerciar. El comercio se basa en la existencia de un pueblo que tiene algo que a mí me interesa comprar o intercambiar, para vender mejor en otros lugares. El transporte estaba muy limitado a productos no perecederos, que alguien extraía, fabricaba, manipulaba o creaba, por lo que la necesidad de una población organizada y conocedora de la materia prima existente en el lugar era lógicamente fundamental.

Fundación de Gádir

La tradición clásica sitúa la fundación de Cádiz ochenta años después de la guerra de Troya. Ello sitúa la fundación entre los siglos XIII a.c. y XI a.c. lo que la convierte en la ciudad de Occidente de cuya fundación se tienen referencias más antiguas.
Cuando llegaron los navegantes fenicios de Tiro, fue conocida con el nombre de Gádir, sobre lo que antaño era un pequeño archipiélago (formado por las islas Erytheia, Antípolis y Kotinousa), en la actualidad el conjunto de Cádiz y San Fernando, para explotar las ricas rutas atlánticas del estaño, del cobre y el mercado tartésico-turdetano. Fue conocida por los griegos como Gádeira y por los romanos como Gades; y es de ambas de donde viene el gentilicio gaditano. Casi todos los historiadores que han tratado de investigar sobre la fundación de Cádiz nos presentan la leyenda de Hércules venciendo al gigante Gerión de tres cabezas.

La isla mayor se llamaba Kotinusa (Cotinusa) donde abundaban los olivares. Los romanos la llamaban Tartesis (Turtesis/Tartessos), los cartagineses Gádir, palabra que según la lengua púnica quiere decir muro, por su forma alargada.
La ciudad contaba con diversos templos dedicados a Melkart (atribuido a la divinidad de Hércules), Cronos y Afrodita. El más importante de todos fue conocido en la Antigüedad como el santuario de Hércules o Herakleión situado en lo que actualmente es el islote de Sancti Petri. Aparte de servir de culto, probablemente se auspiciaban numerosos acuerdos comerciales poniendo a la respectiva deidad como testigo. El Templo de Cronos, según la tradición clásica, se encontraba donde actualmente está el Castillo de San Sebastián, situado en uno de los extremos de La Caleta, sobre un pequeño islote. El templo de Afrodita se situaba en la zona del actual Castillo de Santa Catalina, por lo que el islote durante una época fue conocido como Afrodisia.

Desde su fundación fue metrópoli de las ciudades y factorías fenicias atlánticas y también durante la ascensión de Cartago. A la muerte del rey Argantonio, rey de Tartessos, socio comercial y aliado de los focenses, hacia 530 a.c., estalla una guerra entre los fenicios y los tartesios. Las causas de esta guerra son probablemente el que los tartesios aspiraban quizás a sacudirse la tutela comercial establecida por los fenicios de Gadir o quizá el dar salida al comercio de los metales, interrumpido por la presión asiría sobre las ciudades del extremo oriental del Mediterráneo. Gadir pidió ayuda a Cartago ante la mayor presión que ejercían los tartesios, lo que desembocó en las guerras heleno-púnicas.

Edad Antigua

Época púnica y cartaginesa

Tras la batalla naval de Alalia (535 a.c.), en la que etruscos y cartagineses se aliaron contra los griegos, Cartago se convierte en dueña indiscutible del Mediterráneo Occidental, absorbiendo poco a poco cada una de las ciudades fenicias. Cortada la ruta hacia Iberia, los focenses cesan el comercio con Tartessos y Gadir se convierte en la base de un nuevo monopolio comercial en el Atlántico y Mediterráneo Occidental, contribuyendo seguramente al desplome económico de Tartessos, que acabó sumiéndose en el olvido.
Durante un periodo de tres siglos (ss. VI-III a.c.), época poco documentada, llamada Púnica, la ciudad entra en declive hasta el desembarco en 237 a.c. de los bárcidas, antiguos administradores de Alejandro Magno.
A la ciudad llegan Amílcar Barca con su hijo Aníbal (de 9 años) buscando las riquezas del valle del Guadalquivir para compensar las pérdidas que habían sufrido Cartago tras la Primera Guerra Púnica. En aquel momento, Cartago se hallaba en tal estado de empobrecimiento que su marina era incapaz de transportar al ejército a la Península Ibérica. Amílcar se vio, pues, obligado a hacerlo marchar hacia las Columnas de Hércules a pie desde Cartago, para cruzar allí en barco el Estrecho de Gibraltar, entre lo que actualmente serían Marruecos y España.
Gádir siempre estuvo luchando a favor de la causa de los bárcidas, incluida la Segunda Guerra Púnica. A partir de ahí se extiende su influencia no sólo en el entorno de Gádir, sino en todo el valle del Guadalquivir primero y en el Levante después.

Tito Livio narra que Aníbal arribó al templo para ofrecer al dios Melkart sus votos antes de emprender la conquista de Italia.

La segunda guerra entre Cartago y Roma se inició por la disputa sobre la hegemonía en Sagunto, ciudad costera helenizada y aliada de Roma. Tras muchas luchas entre los romanos y cartaginenses en la Península, sólo Gádir con la ayuda de Magón Barca se mantuvo en pie, siendo sitiada por Publio Cornelio Escipión el Africano; se entregó incondicionalmente al Imperio Romano en el año 206 a.c. aunque manteniendo su intensa actividad comercial.
En el año 197 a.c. se produce un levantamiento que duraría hasta que el general Catón con nuevas legiones acabara con la resistencia en el 194 a.c. Desde la pretura de Tiberio Graco en el 179 a.c. ya no se conocen más problemas romanos en Andalucía.
Adquirió el estatuto de civitas foederata (ciudad federada de Roma). Este privilegio le permitió mantener su autonomía política y económica y ello se vio beneficiado en la economía de la ciudad, que aumentó considerablemente, además de estar exenta de pagar impuestos.

Con la conquista romana, se reforzaron las comunicaciones terrestres de Cádiz (ahora Gades) con el resto de la península, la Vía de la Plata, vía delapidata (empedrada), y con Roma, la inicialmente denominada Vía Hercúlea y, más tarde, Vía Augustea. Se construyeron un circo romano, un acueducto, más templos, etc. En esta época se hicieron famosas las exportaciones gaditanas de garum. El otro cambio estructural fue la traída de agua a la ciudad a través de un acueducto desde el Tempul; significaba acabar con el sistema de cisternas fenicio y establecía nuevas relaciones con el territorio circundante. Cuando en la decadencia de la Gades romana desaparece ese acueducto, la ciudad volverá al sistema de cisternas y hasta la segunda mitad del siglo XIX no tendrá conducción de agua desde tierra firme.

Esta ciudad nueva representa el auge máximo de la Cádiz romana, pero que seguía siendo la ciudad de los gaditanos, expertos navegantes y constructores de barcos, una ciudad rica a causa del comercio y a la que sólo Roma superaba en población. Llegaron a vivir en la ciudad más de quinientos equites, compitiendo con Padua y la misma Roma. Durante el reinado de Augusto, la ciudad se llamó Augusta Urbs Gaditana.

Con la oligarquía encabezada por la familia de los Balbos, familia de larga tradición fenicia, que adopta el partido del César (Julio César extendió a sus habitantes la ciudadanía romana en 49 a. C., según Dión Casio, 41, 24) contra los pompeyanos, vuelve a florecer la ciudad durante los últimos años de la república romana y el principado de Augusto, aunque Estrabón nos cuenta como César abolió algunas costumbres gaditanas autóctonas por considerarlas bárbaras. En éstos y posteriores años se hacen famosas las puellae gaditanae, bailarinas de Gades, como la citada por Marcial, Telethusa.
En De vita Caesarum, Suetonio cuenta como Balbo lleva a César al templo gaditano de Hércules a rezar ante la divinidad romano-greco-fenicia:

[...] y al contemplar una estatua de Alejandro Magno se echó a llorar, como avergonzado de su inactividad pues no había hecho todavía nada digno de memoria en una edad en la que ya Alejandro había conquistado el orbe de la tierra.
Suetonio,De vita Caesarum.

Edad Media

Durante las crisis del siglo III del Imperio Romano, la misma caída de éste y las conquistas visigodas, la ciudad entra en un declive importante; entrando en una época oscura y perdiendo la capitalidad de provincia y su importancia comercial y estratégica. El derrumbamiento de las redes comerciales del Imperio, tan necesarias para Gades como para cualquier ciudad importante, hizo la mayor parte. El estilo de gran ciudad abierta de la antigüedad dio paso lentamente a una ciudad amurallada más pequeña, de estilo común en la Edad Media.
La ciudad no se recupera hasta el descubrimiento de América, muchos siglos después.

Presencia bizantina

Con la caída del Imperio Romano de Occidente, la ciudad pasó por manos de vándalos, bizantinos y visigodos. En 552 los bizantinos desembarcaron en Gades y Carthago Nova interviniendo en disputas internas de la Hispania vándala-visigoda y anexionaron al Imperio extensos territorios del sur de la Península Ibérica, llamándola Provincia de Spania. La presencia bizantina en Hispania se prolongó hasta el año 620 donde volvió a ser territorio de los visigodos.

Qadis

Conocedor el gobernador árabe Musa ibn Nusair de las dificultades del reino visigodo de Roderico (conocido más tarde como Don Rodrigo), habría decidió enviar en el 710 un cuerpo expedicionario mandado por Tarif Abu Zara para una expedición de saqueo, si bien la veracidad de este hecho, así como muchos otros de la conquista musulmana, es discutida por muchos historiadores. Según una leyenda muy improbable, Don Julián, gobernador bizantino de Ceuta, cuya hija, la Caba, había sido violada por Don Rodrigo, habría proporcionado ayuda logística a los invasores.
El éxito de la empresa animaría a Musa a formar una expedición más importante, y en la primavera de 711 envió una nueva expedición mandada por Tariq Ibn Ziyad, gobernador de Tánger. Esta expedición superaría el estrecho y conquistaría Algeciras, donde Tariq aumentó el número de hombres y desde donde se enfrentó a Don Rodrigo, el 19 de julio de 711, en la Batalla de Guadalete. Uno de los lugares donde se atribuye tradicionalmente el choque es Wadi Lakkah, en la actual Bahía de Cádiz. Muchos historiadores sitúan la batalla en la comarca de Barbate (en la Laguna de la Janda). Otros lugares propuestos son la ribera del Guadalete y Medina Sidonia.

Tras la conquista musulmana, Qadis cayó en decadencia. La estatua de Hércules fue demolida hacia el siglo XI. De la Qadis musulmana, quedan pocos vestigios. Sólo una mezquita aparecen en planos del siglo XV-XVI en lo que actualmente es el Paseo de Santa Bárbara, junto al Parque Genovés.

Reconquista cristiana

En 1262 Alfonso X el Sabio la reconquistó, tras lo cual comenzó su revitalización. En 1262 se empieza a repoblar Cádiz con personas traídas del norte de España, aunque en 1264 tuvo que ser reforzada esta repoblación con gente de Santander, Laredo y Castro principalmente. Desde su reconquista, Cádiz siempre gozó de privilegios, como el concedido por Juan I en el año 1385, por el cual se quedaba exenta de pagar a la corona el Impuesto de Almirantazgo y Anclaje. Durante las décadas siguientes fueron aumentando estos privilegios concedidos por los sucesivos monarcas cristianos. Uno de los más importantes es el Privilegio Rodado entregado a Cádiz y conservado hoy día en el Archivo Municipal de la ciudad de Cádiz.

Era de los Descubrimientos. Edad Moderna


De Cádiz partió Cristóbal Colón en su segundo (1493) y cuarto viajes (1502) a las Indias y numerosos gaditanos en viajes posteriores que fundaron en el año 1500, Nueva Cádiz, la primera ciudad española en el continente americano, en Cubagua. En el año 1509 adquiere el derecho de registrar las naves de Indias y más tarde el de desembarcar productos de las Antillas. En 1535 se fundó el Juzgado de Indias que permitía eludir el control que ejercía la Casa de Contratación de Sevilla en el comercio con las Indias.
En 1553 el pirata Barbarroja, intentó apoderarse de la ciudad que fue defendida con la ayuda del genovés Andrea Doria. El 29 de abril de 1587 sufrió el saqueo del corsario inglés Francis Drake, y fueron destruidos veinte barcos destinados a la Armada Invencible, retrasando así el ataque a Inglaterra un año más.

La ciudad también sufrió el ataque de la escuadra anglo-holandesa bajo el mando del almirante Charles Howard y de las tropas del conde de Essex, Robert Devereux, con el apoyo de las Provincias Unidas de los Países Bajos, en 1596, durante el cual fue tomada y saqueada, lo que fue motivo para su posterior fortificación. En el saqueo se respetó la integridad de los gaditanos;

Los ingleses pidieron rescate por la mayoría de la población escogiendo rehenes entre los ciudadanos más señalados. En 1625, la expedición de Cádiz bajo el mando de Lord Wimbledon fue repelida a pesar de su superioridad militar. En 1702 la Bahía de Cádiz fue espectadora de nuevas batallas navales. El Príncipe de Darmstadt, en nombre del pretendiente austriaco, asalta Rota y El Puerto. En 1717, debido a la dificultad de la navegación por el Guadalquivir debido al cierre de la barra de Sanlúcar de Barrameda, se trasladó a Cádiz la Casa de Contratación arrebatándole a Sevilla el monopolio comercial con América (ya en 1680 se había convertido en cabecera de comercio), lo que junto con la política liberalizadora de los primeros Borbones favoreció la formación de una burguesía gaditana, epicentro de una ciudad cosmopolita.
Es la ciudad ilustrada que cuenta con una Casa de la Camorra, antecedente del posterior Ateneo Literario Artístico y Científico fundado en 1758. En el año 1789 se contabilizan 71.080 gaditanos.

Terremoto de Lisboa

El 1 de Noviembre de 1755 un maremoto producido por un terremoto de 8,5 grados de intensidad en la escala Richter denominado el Terremoto de Lisboa de 1755, azotó la ciudad provocando grandes daños. En Cádiz las altas olas, de 15 metros de altura, rompieron las murallas portuarias y el mar invadió la ciudad tres veces, lo que ocasionó la muerte de numerosas personas. Conil de la Frontera fue destruido, y en Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera, hubo cuantiosas víctimas y desperfectos.

Edad Contemporánea

Siglo XIX

Trafalgar

El 21 de octubre de 1805 parte de Cádiz el combinado naval hispano-francés para enfrentarse contra la escuadra inglesa al mando de  Nelson, cuya victoria en el cabo de Trafalgar puso fin a una brillante tradición marítima hispánica.

Invasión napoleónica y sitio de la ciudad.

El sitio de Cádiz (1810 - 1812), tuvo lugar durante la invasión napoleónica y e puede aún observar el estudio de la trayectoria de la artillería francesa.
Durante la invasión napoleónica, Cádiz resistió el asedio francés. Por este motivo el Gobierno de la nación fue trasladado a San Fernando (entonces era un barrio reservado a militares y marinos de Cádiz). La ciudad fue atacada por 60.000 tropas francesas bajo el mando del mariscal Claude Victor, siendo uno de los más importantes sitios de la guerra. La defensa de la ciudad estuvo constituida por 2.000 tropas españolas, que recibieron una ayuda de 10.000 refuerzos españoles, así como tropas británicas y portuguesas. El asedio duró dos años y medio.

Constitución de 1812

En 1811 la Junta Suprema Central convocó a los diputados de todos los territorios de la monarquía (incluyendo Hispanoamérica y Filipinas) para redactar la Constitución de España. Finalmente se aprobó en el Oratorio de San Felipe Neri la constitución española el 19 de marzo de 1812, día de San José, y de ahí el sobrenombre de Pepa que le dieron los gaditanos. La constitución, de marcado carácter liberal, establecía el sufragio, la libertad de imprenta, abolía la Inquisición, acordaba el reparto de tierras y la libertad de industria, entre otras cosas.

Se discute si dicha Constitución estuvo en vigor realmente o no, aunque se afirma que, oficialmente, estuvo en vigor dos años, desde su promulgación hasta el 24 de marzo de 1814, con la vuelta a España de Fernando VII, quien interrumpe definitivamente la prosperidad de esta ciudad. ¡Viva la Pepa! es el grito con el que desde el 19 de marzo de 1812 (festividad de San José) proclamaban los liberales españoles su adhesión a la Constitución de Cádiz. Existen otras canciones como el ¡Trágala!, donde los liberales humillaban a los absolutistas, refiriéndose a que Fernando VII tuvo que aceptar la constitución liberal y pronunciar el famoso:
“Caminemos todos, y yo el primero, por la senda constitucional.”
Fernando VII

Los Cien Mil Hijos de San Luís

El 7 de abril de 1823, Francia intervino militarmente otra vez en España, a solicitud del rey Fernando VII para apoyarlo frente a los liberales y restablecer el absolutismo, en virtud de los acuerdos de la Santa Alianza. El ejército francés, denominado con el nombre de los Cien Mil Hijos de San Luís, fue encabezado por el duque de Angulema, hijo del futuro Carlos X de Francia.
El objetivo fundamental de la intervención francesa era terminar con los liberales en el gobierno desde tres años antes. Las fuerzas españolas leales se enfrentaron con los franceses en Cataluña al mando de Francisco Espoz y Mina, pero no hubo apenas reacción popular de apoyo y debieron retirarse. El ejército francés ocupó Madrid sin resistencia y siguieron hacia Andalucía en persecución de los liberales que se habían refugiado en Cádiz con Fernando VII como rehén.
Cádiz fue sitiada y bombardeada. La resistencia fue muy fuerte y los franceses no pudieron tomar la ciudad. La situación de los sitiados era desesperada pues no llegaban refuerzos de parte alguna. Al final se realizó un pacto: Fernando VII saldría y prometería defender la libertad alcanzada por los españoles con la Constitución de 1812, y a cambio se rendiría la plaza.
Acordado con los franceses, Fernando VII salió de la ciudad, pero de forma inmediata se unió al invasor y el mismo 1 de octubre decretó la abolición de cuantas normas jurídicas habían sido aprobadas durante los tres años anteriores. La derrota tuvo nefastas consecuencias para la ciudad; en los siguientes años se arrestaron a 30.000 personas y 20.000 fueron ejecutadas.
La actual Isla del Trocadero, en el término municipal de Puerto Real, da su nombre a una plaza de París precisamente por haber sido el lugar de la victoria de los Cien Mil Hijos de San Luis en su combate contra los liberales. En la actualidad quedan los restos del castillo de San Luís, emplazados justo al sur del Puente Carranza.

La Gloriosa

En 1868 se produjo el levantamiento de Juan Bautista Topete iniciando la Revolución Liberal que desembocaría en la constitución democrático-liberal de 1869. El pronunciamiento ocurría en el mismo lugar donde se levantara en armas contra su padre el general Riego cincuenta años antes. La proclama de los generales sublevados en Cádiz el 19 de septiembre de 1868 decía lo siguiente:

Españoles: La ciudad de Cádiz puesta en armas con toda su provincia […] niega su obediencia al gobierno que reside en Madrid, segura de que es leal intérprete de los ciudadanos […] y resuelta a no deponer las armas hasta que la Nación recobre su soberanía, manifieste su voluntad y se cumpla. […] Hollada la ley fundamental […], corrompido el sufragio por la amenaza y el soborno, […] muerto el Municipio; pasto la Administración y la Hacienda de la inmoralidad; tiranizada la enseñanza; muda la prensa […]. Tal es la España de hoy. Españoles, ¿quién la aborrece tanto que no se atreva a exclamar: "¿Así ha de ser siempre?" […] Queremos que una legalidad común por todos creada tenga implícito y constante el respeto de todos. […] Queremos que un Gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país asegure el orden, en tanto que el sufragio universal echa los cimientos de nuestra regeneración social y política. Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales, unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de agiotistas y favoritos; con los amantes del orden, si quieren ver lo establecido sobre las firmísimas bases de la moralidad y del derecho; con los ardientes partidarios de las libertades individuales, cuyas aspiraciones pondremos bajo el amparo de la ley; con el apoyo de los ministros del altar, interesados antes que nadie en cegar en su origen las fuentes del vicio y del ejemplo; con el pueblo todo y con la aprobación, en fin, de la Europa entera, pues no es posible que en el consejo de las naciones se haya decretado ni decrete que España ha de vivir envilecida. […] Españoles: acudid todos a las armas, único medio de economizar la efusión de sangre […], no con el impulso del encono, siempre funesto, no con la furia de la ira, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la Justicia empuña su espada. ¡Viva España con honra!

Lo firman Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano, Ramón Nouvillas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas y Juan Bautista Topete.

La Gloriosa supuso el destronamiento de la reina Isabel II y el inicio del periodo denominado Sexenio Democrático. Amadeo I ocupó el trono desde enero de 1871 hasta febrero de 1873, dos escasos años en los que hubo de enfrentarse a graves dificultades desde el momento de su coronación. Amadeo I abdica y las Cortes proclaman la primera República el 11 de febrero de 1873.

El Cantón de Cádiz

Durante la I República (febrero de 1873 – diciembre de 1874) Cádiz se declaró cantón independiente desde el 19 de julio de 1873, hasta el 4 de agosto del mismo año, cuando entraron en la ciudad las tropas del General Pavía.
En la madrugada del 19 de julio, Fermín Salvochea recibe un telegrama de Sevilla en el que le comunican que se ha proclamado el Cantón Federal Libre e Independiente de Sevilla, lo que pone en conocimiento de los gobernadores civil y militar. El Gobernador Civil cede su mando al alcalde Salvochea, mientras que el Brigadier Don Pedro Eguía se suma al movimiento.
A las 6 de la mañana empiezan a repicar las campanas del Ayuntamiento, a las que siguen todas las de la ciudad, para anunciar a los gaditanos la noticia. Mientras tanto, las fuerzas de voluntarios y las del Ejército se reparten por lugares estratégicos de la ciudad, y en el Ayuntamiento se iza la bandera roja del cantón gaditano.
Fermín Salvochea se instala en el Palacio de la Aduana, y, en contra de lo acordado un mes antes por el Ayuntamiento, forma con algunos de sus concejales y con algunos de los miembros de la Diputación Provincial el Comité de Salvación Pública de la Provincia, publicando su primer manifiesto en el que comunica la creación del cantón Provincial, asumiendo el Comité la representación de la provincia hasta tanto que por un medio democrático directo se constituya definitivamente. Publica también una segunda proclama en la que, además de comunicar los nombres de los miembros del comité, dice:
El comité se ocupará sin descanso, en la adopción de los medios necesarios para salvaguardar a la república y contrarrestar el espíritu centralizador de las organizaciones pasadas y salvar para siempre al pueblo español de todas las tiranías.
Acuerdan telegrafiar al Capitán General del Departamento Marítimo y a los Comandantes Militares de Algeciras, Ceuta, San Fernando y Jerez de la Frontera, así como a todos los alcaldes de la provincia, invitándoles a secundar el movimiento.
Ordenan al Gobernador Militar de Cádiz entregar armas a los Voluntarios, y al Delegado del Banco que ingrese las recaudaciones hechas para el Tesoro en las arcas del Comité. Autoriza a los Ayuntamientos a acuñar monedas de oro y plata con los objetos incautados a la Iglesia Católica.
Por la tarde, el Comité publica en el Boletín Oficial de la Provincia sus primeros acuerdos:
Disuelve la Diputación Provincial, quedando cesantes todos sus empleados.
Prohíbe la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y enseñanzas oficiales, sustituyéndola por moral universal.
Decide abolir todas las asociaciones que tengan por base el celibato, por ser este un estado contrario a la naturaleza humana, incluyendo expresamente a los conventos de religiosas, y ordenando incautar sus edificios.
Suprime la lotería.
Suprime el impuesto sobre cédulas de vecindad.
Seculariza los cementerios, ordenando la desaparición de las capillas existentes en los mismos.
Incauta todos los bienes del Estado.
Suprime todos los tratamientos.
Declara abolida la odiosa contribución de puertas y consumos
Desestanca el tabaco.
Incauta todos los edificios destinados al culto, salvo las parroquias, los de propiedad particular y los pertenecientes a patronatos.
Queda abolido el uso del Papel Sellado.
Declara separada la Iglesia del Estado, prohibiendo todo signo de culto externo.
Incauta los libros y archivos parroquiales, incorporándolos al Registro Civil.
Establece las retribuciones de los Voluntarios de la República, suprime las quintas y las matrículas de mar, terminando con el servicio militar obligatorio.
Estas y otras medidas que fueron tomando trataban de definir un cantón independiente del poder central, ya que pretendía tener en sus manos la Hacienda, la Enseñanza y las Fuerzas Armadas.
La primera localidad en sumarse al movimiento fue San Fernando, donde se producen enfrentamientos con la Marina de guerra, que no se suma al movimiento cantonal.
Pero las medidas tuvieron poco eco en la sociedad gaditana. Ante la noticia de los enfrentamientos de San Fernando, unos 30.000 gaditanos abandonan la ciudad dirigiéndose al Puerto de Santa María. Pero, al estar cerca de esta ciudad las tropas del Ejército de Jerez, que no apoyaban el movimiento cantonal, muchos gaditanos volvieron a Cádiz.
El Ayuntamiento cierra al público dieciocho lugares de culto, entre sagrarios, capillas y conventos. Sólo quedan abiertas al público cuatro parroquias.
Se unen al cantón gaditano algunas localidades, como Puerto Real, La Línea de la Concepción, Vejer de la Frontera, etc. Pero las más importantes no lo hacen. Algeciras se constituye en cantón independiente, Jerez intenta adherirse al movimiento, pero la intervención conjunta del Ejército, Guardia Civil y Carabineros lo impide.
Ante el temor de que la población abandone la ciudad con sus bienes, y para evitar que tenga conocimiento de lo que pasa en el resto de la provincia, especialmente de los enfrentamientos con la Armada en San Fernando, el Comité prohíbe la salida de la ciudad de toda clase de efectos y queda abolida la libertad de imprenta.
Ante la grave situación que se está fraguando, varios buques de guerra extranjeros se congregan en el puerto de Cádiz, para ayuda de sus nacionales: La goleta austriaca Velebich, la fragata inglesa The Triumph, la corbeta brasileña Nich Teroy, la corbeta portuguesa Don Henrique y la la corbeta blindada francesa Jeanne d'Arc.
Las escaramuzas entre los Voluntarios y las tropas de Marina en San Fernando pasan a convertirse en guerra abierta. Al proclamarse el día diecinueve el cantón gaditano y apoyar el movimiento San Fernando, el recién creado Comité de Salud Pública de La Isla toma como primera disposición prepararse para un enfrentamiento armado.

Primeros enfrentamientos

Desde Cádiz, Salvochea telegrafía al Capitán General para que se una al movimiento cantonal. Este rechaza la propuesta, contestando que, al igual que en todas las repúblicas federales, la Armada depende del poder central.
Las hostilidades empiezan en la noche del 19, intercambiándose disparos de fusilería entre Voluntarios e Infantes de Marina. Ante la situación, Salvochea envía a San Fernando el día 20 cuatro cañones, dos compañías de Artillería del Ejército y 6 compañías de voluntarios, ante lo cual las tropas de Marina se acuartelan en el Arsenal de La Carraca. Las tropas de los cantonalistas son reforzadas el 21 con un remolcador de la Armada que se pasa al cantón y 900 hombres con dos cañones más, que llegan a San Fernando por ferrocarril al mando del Brigadier Eguía. Este envía un ultimátum al capitán General, conminándole a rendirse a las 9 de la mañana del día 22.
A las 9 de la mañana del día 22, las tropas de la Marina han ocupado Puerto Real y desarmado a los voluntarios. Varios buques de la Armada han tomado posiciones en la Bahía gaditana, bombardeando la vía del ferrocarril para evitar la llegada de refuerzos de Cádiz a San Fernando. Durante dos días hay intercambio de disparos sin producir víctimas, pero con grandes destrozos en el barrio de San Carlos, en San Fernando.
Tras una tregua los días 24 y 25, durante la que el cónsul de los Estados Unidos intenta mediar entre los contendientes, el 26 se reanudan las hostilidades. Pese al intenso fuego artillero hay pocas víctimas. Las únicas víctimas mortales son cuatro voluntarios, entre ellos el alcalde de San Fernando, que fallecen al estallarles el cañón que estaban utilizando.
El 27, el Gobierno organiza en Jerez un cuerpo militar expedicionario que desbarata una partida de voluntarios que trataba llegar desde Sanlúcar de Barrameda para apoyar a los cantonalistas de San Fernando. El 28 hay intercambio de disparos entre los buques de la Armada y los fuertes de artillería de costa de Cortadura, Puntales y Torregorda. El 29 los cantonalistas producen daños a la corbeta Doña María de Molina y a la fragata Villa de Bilbao. El día 30 la fragata Villa de Madrid se pasa al cantón.
El 30, las tropas del General Pavía han ocupado Sevilla y se dirigen a marchas forzadas hacia San Fernando y Cádiz, llegando sus avanzadillas a Puerto Real el 2 de agosto.
Los voluntarios se retiran de San Fernando para hacerse fuertes en Cádiz. Las tropas de Marina ocupan San Fernando y desarman a los voluntarios que quedan.

El fin del cantón de Cádiz

El día 3 de agosto, el Comité gaditano anuncia la resistencia a ultranza. Miles de gaditanos huyen de la ciudad hacia otros puertos del litoral, y la fragata Villa de Madrid es tomada por una fuerza combinada de los buques de guerra extranjeros surtos en Cádiz. Además, los sargentos del cuerpo de Artillería del Ejército, hasta ahora con los cantonales, ocupan en nombre del poder central los puntos estratégicos de la ciudad y, tras un breve tiroteo, el palacio de la Aduana, disolviendo al Comité. Los cónsules extranjeros Benedetti (Francia), Reade (Inglaterra), Kropf (Prusia), Christopherson (Suecia), Alcon (Italia) y Damaso de Moraes (Portugal) se hacen cargo del mando de la ciudad a la espera de la llegada de las tropas gubernamentales, llegando primero las tropas de la Marina y, un poco después, las del General Pavía, finalizando la aventura del Cantón de Cádiz.
El resultado de la revuelta cantonal de Cádiz, pese al intenso intercambio de fuego artillero, fue de 3 muertos y 4 heridos graves en las filas de la Armada y de 10 muertos y un centenar de heridos en las de los cantonalistas.

La Restauración Borbónica

El 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto en favor de la restauración en el trono de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso de Borbón, hijo de Isabel II. El gobierno de Sagasta no se opuso a este pronunciamiento, permitiendo la restauración de la monarquía.
En el 1891 se construye el primer barco en los astilleros construidos por los hermanos Vea- Murguía, dicho buque fue el "Filipinas", posteriormente en el 1889 se inaugura el dique Matagorda, y seguidamente se moderniza el puerto gaditano y se crean nuevos muelles.
La pérdida de las provincias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) en 1898 supuso el inicio de una nueva decadencia. En el año 1887 se celebra en la ciudad la Exposición Marítima Internacional lo que propició un clima adecuado para el desarrollo una nueva factoría naval en la Bahía de Cádiz.

Siglo XX


El inicio del siglo XX comienza a ser muy duro para la ciudad, en el 1903 se cierran los astilleros, debido a la falta de trabajo en los mismos, quedando la ciudad sin infraestructuras, y se intenta paliar la falta de trabajo impulsando el turismo. Se inaugura el Balneario de la Victoria en 1907.
Un año antes se había inaugurado el tranvía que unía Cádiz con San Fernando, se engrandeció el puerto, para que en Cádiz atracaran barcos de gran tonelajes y trasatlánticos, lamentablemente se derribó la llamada Murallita Real que era la que unía San Carlos con la Cuesta de las Calesas. En el 1926 se inaugura el Baluarte de la Caleta, al año siguiente se bota el buque escuela construido en los nuevos astilleros Juan Sebastián Elcano dando su primera vuelta al mundo al año siguiente, y es este mismo año cuando comienzan las obras de la Zona Franca y se inaugura el Hotel Atlántico en el Parque Genovés.

Segunda República

1931 es un año muy agitado debido a los disturbios provocado por la proclamación de la Segunda República, queman los Conventos del Rosario y San Francisco e intentan quemar también el de Santa María, no lográndose debido a la defensa de los vecinos que evitaron que fuera quemado.

Dictadura

En 1936, el general José Enrique Varela se sublevó en Cádiz contra la República sumándose al golpe militar encabezado por el general Francisco Franco y ejerciendo una dura represión sobre la población civil, sospechosa de mantenerse fiel a la legalidad republicana.
Durante la dictadura franquista, gobernó la ciudad José León de Carranza Gómez-Pablos. Se empiezan a construir, en 1957 las Torres de Cádiz y se concluyeron en 1960. Estas torres todavía abastecen electricidad a la ciudad.

La explosión de 1947

El 18 de agosto de 1947, a las 21:45, explotó un polvorín de la Armada que destruyó buena parte de la ciudad. Las víctimas oficiales se cifraron en 157 muertos y más de 5.000 heridos.
Las Puertas de Tierra salvaron el casco antiguo de la ciudad, aunque algunos edificios (como la Catedral y el Gran Teatro Falla), sufrieron numerosos desperfectos. La zona de extramuros quedó demolida en su casi totalidad. Sobre la explosión se han dado distintas opiniones, aunque la versión oficial es que las minas que estaban allí depositadas no estaban en las condiciones idóneas de conservación y, a consecuencia del calor, se produjo la primera explosión que arrasó todo el barrio de San Severiano, la Casa Cuna, el asilo Madre de Dios y los Astilleros. También se corrió el rumor que fue un atentado contra el régimen dictatorial presente en España en esa época. Esta hipótesis ha cobrado fuerza en los últimos años con el estudio del archivo del general Varela.
A todas luces, la cifra "oficial" no coincide para nada con la versión de los distintos gaditanos entrevistados, en los que se indica que el número de víctimas, tanto mortales como heridos, fue muchísimo mayor que la dada por oficial.