Significado simbólico de los personajes que aparecen en la saga de La guerra de las galaxias


La Fuerza: coincide con lo que en China llaman Chi, "vida". Hay dos tipos de Chi: personal o interno y externo o en el medio que nos rodea. Para poder tener una vida armonizada ambos Chi han de estar en sintonía; ambos son activos y están en continuo movimiento, de ahí que el ser humano necesite adaptabilidad al medio sin perder el sentido de la vida o tao, siendo el tao el proceso de evolución que lleva de lo material a lo espiritual o trascendente. En Japón encontramos la misma idea bajo el nombre Do, “vía o camino”. En la tradición occidental es el ánima de la gnosis y de la alquimia, entre otros: el impulso vital e inteligente que anima todo el universo llevándolo hacia la perfección o reencuentro con su origen espiritual. En India aparece bajo la forma jiva-prana, la Vida Una e inteligente que todo lo penetra y activa.

Caballeros Jedi: su pronunciación en inglés es yedai, semejante a samurái, los caballeros japoneses de los siglos V al XIX, seguidores del Bushi-do o Vía del Guerrero. Los Jedi son caballeros-magos al servicio del bien. Su fuerza se basa en el control de sus pasiones y pensamientos, a fin de que estos estén en armonía con la Fuerza, lo cual les permite “sumergirse” en ella y actuar instintivamente de forma correcta, buscando siempre la justicia natural. Su prototipo son los caballeros andantes medievales, los samuráis japoneses, los guerreros chinos o los kchatryas indos, más unas dosis de poderes parapsicológicos inspirados en el budismo zen y en las tradiciones que narran que, al principio de los tiempos, los guerreros eran guerreros-magos, unión de Arturo y Merlín, separándose más tarde en magos y en guerreros.

 Un punto interesante a tener en cuenta es que solo se puede ser Jedi si se dan las siguientes circunstancias:
a) Nacer en el seno de una familia de sangre Jedi. Esto hace que se porten en la sangre mayor número de “microlianos”: partículas a través de las cuales se expresa La Fuerza. Lo mismo que la casta Kchatrya en India, la caballería medieval europea exclusiva de la nobleza, o los clanes samuráis en el Japón feudal. También aquí encontramos esas leyendas sobre el Grial como “sang-rial” o sangre real. No tiene nada que ver con las disparatadas teorías nazis sobre la supremacía racial, de ahí la pluralidad de razas y planetas que componen la Orden Jedi.
b) Ser acogido por un maestro y recibir la instrucción adecuada. Es la necesidad de pasar por el grado de aprendiz o escudero para llegar algún día, si uno se esfuerza lo suficiente y se va venciendo a sí mismo, a ser un Jedi como el maestro; mientras se tiene el grado de “padawan” o aprendiz. Sin maestro no hay Jedi posible: el arte de la caballería mística se transmite de maestro a discípulo, tal como nos encontramos en los gremios medievales, los escuderos de los caballeros, etc. Y es fundamental que esa instrucción empiece lo antes posible para tener un corazón lo más puro posible y alejado del Lado Oscuro; esta es la causa por la que el Gran Consejo Jedi ve con recelos que el joven Anakin Skywalker sea instruido como padawan: “Es demasiado mayor”… “Veo demasiado odio en su interior”, dice el maestro Yoda. La vestimenta y las armas Jedi, la espada láser, son copia de los kimonos y catanas japonesas y, como éstas, se utilizan preferentemente a dos manos.

Los señores oscuros Sith: trabajan con el Lado Oscuro de la Fuerza. Son la contraparte galáctica de los Jedi: guerreros-magos de la magia negra. Utilizan sus poderes para esclavizar a los demás y para realizar horripilantes experimentos con seres vivos inteligentes que les permitan un control total sobre ellos y unos cuerpos a través de los cuales perpetuarse eternamente. Son los magos malos de los cuentos infantiles, así como el afán despiadado del poder y del triunfo de la máquina sobre el ser humano. Mitad diablos y mitad doctor Menguele.

Han Solo: Personaje atípico y, por ello, uno de los más interesantes en toda esta historia. Pillo, aventurero pero con un fuerte sentido de la amistad y de la palabra empeñada, su actuación es fundamental para derrotar al Imperio: aparece siempre en el momento oportuno y cuando nadie lo esperaba. Un auténtico Robin Hood interplanetario vestido de vaquero del oeste norteamericano. Es el menos predecible de todos los personajes y, además, no se encuentra atado a las normas de los Jedi, lo cual le permite moverse por casi toda la galaxia, aunque perseguido por sus acreedores, el Imperio incluido.

Maestro Yoda: Es el Jedi de más alto rango. Su fealdad física y su grotesca figura contrastan con la calidez y profundidad de sus palabras. Es el maestro de maestros, representa la pureza interior. Su tipo está extraído de los kami japoneses, espíritus benéficos de la naturaleza.

Darth Vader: El malo más malo de la historia del cine. Mitad hombre y mitad máquina es la encarnación del mal por excelencia. Comandante en jefe de las tropas imperiales es el brazo derecho del Emperador, gran mago negro iniciado en los poderes Sith. Darth Vader ignora la piedad y solo le interesa la venganza. Incapaz de perdonar, castiga el más mínimo error con la muerte. Busca atraer a su hijo Luke al Lado Oscuro para, juntos, eliminar al Emperador e iniciar ellos una saga de Señores Oscuros. Su estética es mitad samurái japonés (el casco con máscara, la armadura y la espada láser) y mitad caballero medieval de las sombras (con su capa siempre ondulante ante cualquier movimiento), con el color negro de los pistoleros malvados del oeste. Su efecto más conseguido es su inquietante respiración, además de su perenne soledad. Es la soledad del que ha vendido su alma al diablo.

El Imperio: Encarnación política del mal. Su estética está basada en el 3.º Reich nazi de Hitler y en la idea que Hollywood ha dado del imperio romano. Las tropas imperiales, con sus “Tropas de Asalto”, recuerdan a las tristemente célebres, en su día, SA nazis, las “Secciones de Asalto”. Y los uniformes de la Flota Estelar imperial son inconfundiblemente parecidos a los de las SS hitlerianas. A destacar que el Imperio basa sus fuerzas, fundamentalmente, en robots y en clones (las Tropas de Asalto), mientras que la Alianza Rebelde utiliza los robots solo como apoyo técnico, pero combaten las personas, no las máquinas. Esto indica muy bien los fines que persigue cada parte: el Imperio, hombres-máquina sin voluntad, tipo “Un mundo feliz” de Aldous Huxley; la Alianza Rebelde, un mundo humano basado en la libertad individual de elección.

Para una mayor profundización sobre La Guerra de las Galaxias recomiendo ver el n.º 8 de la revista Esfinge, con interesantísimos artículos sobre el tema.

Javier Saura