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Dicen los sabios que todo está gobernado por Siete Principios Universales. Y cuando digo todo, me refiero a el Universo con las galaxias, los planetas, los satélites, los animales, el ser humano...... en una palabra: ¡todo!


* Rompiendo barreras
En Mayo de 1954 Roger Banister se convirtió en el primer atleta en correr una milla en menos de 4 minutos: exactamente en 3 minutos, 59 segundos y 4 décimas de segundo.
La cuestión es que batió un récord que se llevaba intentando batir durante más de 100 años... y que los científicos y médicos entendían que era imposible hacerlo: que el ser humano no podría conseguir esa hazaña sin que le explotara el corazón, se le rompieran parte de los huesos o, como mínimo, se le rasgaran algunos músculos.

La hazaña de Banister atrajo la atención de todos los medios de comunicación de su época, pero lo más maravilloso es que siete meses después ¡treinta y siete personas más lograron hacerlo también! ¡Y tres años después ya lo habían conseguido trescientas personas más!
¿Cómo fue posible esto? ¿qué fue lo que ocurrió?
Lo que cambió fueron los pensamientos de las personas.
Lo que antes parecía imposible en sus mentes, poco a poco ya no lo fue.
Una creencia limitativa, un paradigma, se había roto y entonces el ser humano se vio capaz de hacer posible lo que antes creía que no lo era.

Uno de esos Siete Principios Universales, precisamente el primero de todos ellos, es el Principio del Mentalismo. Este Principio dice que “todo es Mental”; que para que algo exista debe haber sido antes pensado y luego creado. Así, todo lo que nos rodea y nosotros mismos somos producto de un pensamiento, el resultado de lo que pensamos.
Ante la pregunta sobre ¿cómo nos superamos?; o concretamente ¿cómo supero mis miedos, mis dudas, mis limitaciones, mis enfados, mis angustias...? la respuesta está en nosotros: sencillamente cambiando mis pensamientos, salir de mi zona de comodidad.

El niño pequeño que gatea entre sus abuelos, padres y hermanos no sabe que si se erige en bipedestación se puede caer; es más, cuando lo hace y se cae se vuelve a incorporar y se tambalea y se vuelve a caer, pero consigue mantenerse en pié y además consigue finalmente andar.

* La raíz de nuestras limitaciones
Los seres humanos somos un cúmulo de creencias y la inmensa mayoría de ellas son limitantes. Somos como el niño pequeño que comienza a andar pero, a diferencia de éste, nosotros, más adultos, creemos firmemente ante la primera caída que no lo vamos a conseguir... y así nos va en todo.
Nuestros pensamientos pueden hacernos tristes o felices, optimistas o pesimistas, ganadores o perdedores y así un largo etcétera.

* La raíz de nuestra fuerza
Solo cambiando nuestros pensamientos cambiaremos el estado de lo que nos rodea, porque todo lo que nos rodea es el resultado de lo que pensamos. A pesar de que muchos tienen “la creencia” de que es al revés, es decir, que somos el resultado de lo que nos rodea y no es así.
Lo que nos rodea es el resultado de cómo pensamos.
Respóndete a ti mismo a estas preguntas, que te invito a hacerte:

1. ¿Qué es lo que te apasiona?
2. ¿Qué has conseguido en tu vida?
3. ¿Qué harías si no tuvieras limitaciones?
4. ¿Cuáles son tus metas?
5. ¿Qué personas son tus referentes?
6. ¿Qué es lo que no te gusta hacer?
7. ¿Estás dispuesto a esforzarte en conseguir lo que quieras?

Las respuestas a estas preguntas te darán una serie de pistas, pero debo recordarte que otro de los Principios Universales, es el Principio de Causalidad, que dice que “toda causa tiene un efecto”.

Si rompo mis limitaciones y me esfuerzo en crear de mí el individuo que persigo ser, el efecto tarde o temprano se dejará sentir.

Banister sin duda puso en tela de juicio que el ser humano no podría recorrer en menos de 4 minutos una milla y, tras prepararse mentalmente, es decir, verlo posible, se preparó físicamente para ello: trabajó y sencillamente consiguió que algo cambiara a su alrededor, cambiando primero él, y destruyó un pensamiento limitador.

No lo olvides, puedes hacer lo que desees, solo tienes que creerlo y empezar a crearlo. Sal de tu comodidad, trabaja en ello y tú mismo te admirarás por lo conseguido.

Por último recordarte que Confucio, decía que “con trabajo y paciencia, hasta la hoja de mora se vuelve toga de seda”.

¿Imaginas cuantas cosas buenas podríamos conseguir los seres humanos solo cambiando nuestra forma de pensar?

Sí, ya sé que siempre habrá alguien que nos dirá ¡eso no es posible! Pero no importa, ahora ya tú sabes que sí lo es. ¿Verdad?

¡Ánimo!

José Manuel Romero Fernández

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