La Junta de Andalucía declara Conjunto Histórico al casco antiguo de Chiclana de la Frontera El Consejo de Gobierno ha acordado declarar Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico, el casco antiguo de la localidad gaditana de Chiclana de la Frontera, en el que se combina la arquitectura popular de su caserío con la presencia de destacados edificios civiles y religiosos.

Chiclana de la Frontera liga sus orígenes más remotos al mítico santuario fenicio de la vecina isla de Sancti Petri, aunque no es hasta la baja Edad Media cuando empieza a configurarse su primer núcleo urbano en torno al Castillo del Lirio. Esta fortaleza, hoy desparecida, se construyó en el siglo XIV sobre una colina situada junto al río Iro en el lado oriental de la población.

En el siglo XVI más de doscientas casas se asentaban ya alrededor del Castillo y en el XVIII la villa se extiende hacia la parte baja hasta cruzar el río dando lugar a La Banda, término popular que distingue a esta zona de expansión de la del núcleo originario identificado como El Lugar.

De esta centuria, en la que Chiclana se convierte en zona de descanso de la gente acomodada de Cádiz, datan las mejores muestras de arquitectura civil del municipio: la Torre del Reloj, el Palacete del Conde de Cinco Torres o la Casa del Conde de la Torre. En cuanto a los edificios religiosos, en el último tercio del XVIII se transforma en parroquia la vieja ermita de San Sebastián, ubicada en La Banda, mientras que el antiguo templo de San Juan Bautista es demolido para construir la actual iglesia, considerada uno de los ejemplos más representativos del arquitectura neoclásica andaluza.

El siglo XIX se inicia con grandes proyectos, como la construcción de la carretera que une Chiclana con Cádiz y la Isla del León, la canalización del río Iro y la edificación del Balneario de Fuente Amarga. Pero las expectativas de desarrollo se ven pronto truncadas, en parte por una epidemia de fiebre amarilla y en parte por la ocupación de las tropas francesas entre 1810 y 1812.

En 1876 el rey Alfonso XII concede a Chiclana el título de ciudad por su gran desarrollo vitivinícola y bodeguero. Durante el siglo XX, el núcleo urbano se completa con un rápido desarrollo que en ocasiones, como en los año 60, se produce de forma anárquica y alterando la homogeneidad que caracterizaba hasta entonces a la población.

Delimitación

La delimitación del conjunto histórico deja fuera las expansiones de la segunda mitad del XX para incluir sólo las zonas edificadas anteriormente, caracterizadas por un caserío de viviendas unifamiliares entre medianeras, generalmente con una o dos plantas, patio en la crujía central, muros encalados y azotea. También está salpicado de casas-palacios burguesas con bodega trasera.

La mayor parte de los edificios de mayor valor que se conservan datan del siglo XVIII, con las excepciones destacadas del Convento de Jesús Nazareno (XVII) y del Hospital del Niño Jesús y las ermitas de San Sebastián y del Santo Cristo de la Veracruz (XVI).
[30 de noviembre de 2004]
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