Hoy es el día de mi cincuenta cumpleaños. No se si son muchos o son pocos simplemente "son". 

Para algunos será una fecha fatídica, el "principio del fin" dirán unos, o "cuesta abajo" dirán otros.
Yo quiero tomármelo como lo que es: el primer día del resto de mi vida. Ya sé que son bastantes años, que probablemente habré consumido los dos tercios de mi vida pero creo que lo importante no es lo vivido sino lo que me queda por VIVIR.
Quiero tomarme el resto de mis años como una cuestión de calidad y no de cantidad.
Desde la experiencia de todo lo vivido me he parado un momento y he querido reflexionar un rato, respirar hondo, sopesar y contestarme las siguientes cuestiones:
* Pasé demasiado tiempo preocupándome por…
* Dediqué demasiado poco tiempo a hacer cosas como…
* Si pudiera retroceder en el tiempo…

No os diré las respuestas pues sólo me pertenecen a mí, pero sí descubrí que aún sigo viendo a la misma persona todas las mañanas en el espejo, que aún me acechan los mismos demonios, que todavía tengo las mismas creencias limitadoras sobre mí mismo y sobre lo que puedo llegar a ser, y que no importa cuán bello parezca el mundo exterior pues lo que importa es tu mundo interior, y si éste no es saludable y está revuelto nada de lo que hagas en tu mundo exterior te hará feliz.
Puede que éste no sea un panorama muy favorable, pero si algo he aprendido es que si no eres consciente de tu situación nunca podrás cambiarla.
¿Cuál es entonces las solución perdurable? me pregunté. .. “Busca en tu interior” fue la respuesta.
Haz lo que tengas que hacer para completarte, llena tus propios agujeros. Las respuestas siempre están delante, solo que casi nunca queremos verlas.
Por todo ello quiero tomarme un poco más en serio a mí mismo, oír lo que nunca escuchaba y hacer lo que tanto temía. Prometerme que lo intentaré con renovadas fuerzas, luchar contra mis “molinos de viento” y al fin de mis días sentir que lo intenté.
Escribiré en un papel todas mis buenas intenciones y lista de propósitos y, cual naufrago,  las introduciré en una botella y la lanzaré al océano de mis días con la esperanza de que vientos favorables me lleven a buen puerto.
Pensaré que en esa botella van mis más altas aspiraciones. Puede que nunca las alcance, pero puedo alzar la vista y ver su belleza, creer en ellas y tratar de alcanzarlas.
Creo que es el mejor regalo que puedo hacerme en un día como el de hoy y que he querido compartir con vosotros.

Cristóbal.

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